miércoles, 17 de febrero de 2016

THORIN OAKENSHIELD

Por Altagracia Pérez Pytel 

 Un héroe que se resiste a morir. ¿Será la última odisea de Tolkien, en el cine?

Thorin, con su bella mirada fiera y su nariz protésica, invita a reflexionar sobre su fallida vida en la pantalla grande.

Thorin se contagió con la enfermedad del dragón y nos ha dejado huérfano  de renovadas  fantásticas  fábulas; de odiseas salpicadas de  historias mágicas, transmitidas de manera oral de generación en generación, desde las edades de la tierra y el medioevo y ahora santificadas por la audacia de las  tecnologías. 

De la mano del genio creativo de J.R.R. Tolkien, el hábil  director cinematográfico neozelandés,  Peter Jackson,  fue arrebatado hasta las profundidades de la tierra para despertar criaturas que nos ha llevado a escalar las místicas montañas frías.

Hay una majestuosa estirpe en la corpulenta y enana estatura de Thorin. 

 A pesar de su furiosa avaricia, despertada por el dragón Smaug, él guarda bajo sí  un fardo corazón tierno, que nos lo hace más adorable en su soledad de líder abandonado.

Muere traicionado  y derrotado por la razonable lógica de Bilbo, quien a mi entender  le era indiferente ni estaba  interesado estaba  en grandes aventuras, como Thorin. Pero,  Thorin Oakenshield es sólo un guerrero confundido, que pronto elevará sus alas hacia la dimensión del héroe. 


 Thorin no pertenece a estos parajes áridos de la tierra,  él pertenece a la región del sueño, y  la leyenda...   

 Escrito en Enero 2015, luego de contemplar la tercera parte, adaptación cinematográfica de (El Hobbit: La Batalla de los Cinco Ejércitos) de la novela del escritor  J.R.R. Tolkien, el Hobbit. Al igual que las demás primeras que conforman la trilogía de El Hobbit, este filme fue dirigido y adaptado por el director de cine Peter Jackson. 

El Hobbit es una novela fantástica escrita por el filólogo inglés J.R.R. Tolkien. El Hobbit se desarrolla en el año 2941, de la tercera edad del Sol y narra la historia del hobbit  Bilbo,  junto al mago Gandalf y otros enanos como Thorin Oakenshield,  quienes van en busca de un tesoro custodiado por el dragón Smaug en la Montaña Solitaria.

(...) su escudo se partió, y que él lo arrojó, y con el hacha cortó una rama de roble que sostuvo en la mano izquierda para parar los golpes asestados por sus enemigos o esgrimiéndola como una porra.

— J. R. R. Tolkien, El Señor de los Anillos, «Apéndice A» -Este breve pasaje de esta novela,  encontrado en Wikipedia.


Fotos: fuente externa